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Tras el convulso reinado de Nerón y el caos del Año de los Cuatro Emperadores, el Imperio Romano está en una etapa de expansión y paz. Las legiones han vuelto a sus posiciones en el limes, la frontera fortificada del Imperio y mantienen la Pax Romana desde los montes Zagros hasta las Columnas de Hércules.

Los ciudadanos romanos están en paz y viven días tranquilos en los que sus mayores preocupaciones son la próxima carrera de cuádrigas y el siguiente combate de gladiadores; ahítos y acallados por los repartos de pan gratuito y los constantes espectáculos sufragados por las clases altas para contentar a la plebe.

Pero no todo es paz en la Ciudad de las siete colinas. Si bien la plebe urbana esta tranquila y Domiciano se asienta firmemente en el palacio Capitalino, en los pasillos del Senado y en las columnas del Foro se produce una lucha secreta y silenciosa, en la que las diversas facciones que se benefician del Imperio combaten entre sí sin piedad por beber de las ubres de la loba romana. Es una lucha atípica, librada con cálamo, pergamino y negociaciones susurradas en vez de pilum, gladio y gritos de guerra, pero no por ello menos sangrienta e importante.

El Senado y el Pueblo de Ro​ma.

Las Legiones: los ejércitos de Roma.

Las legiones son el puño acorazado del poder romano, reformadas por el gran Mario hace décadas. Los “asinus marianus” (burros marianos, llamados así por el peso y el volumen de su impedimenta) han llevado victoriosamente los estandartes del águila y la loba de uno a otro confín del mundo conocido aplastando a sus enemigos sin piedad.

La legión es la muestra del ingenio y la capacidad de adaptación del pueblo romano, formadas por endurecidos luchadores profesionales que sacrifican familia y amigos por servir durante veinte años bajo las águilas. Su estructura; entrenamiento y equipo es el producto de casi cuatrocientos años de depuración y perfeccionamiento.

Prácticos hasta en el momento de la derrota, los estrategas romanos han incluido en su maquinaria de guerra cada lección aprendida luchando contra la miríada de pueblos que ahora forman de su imperio y las han unido bajo la férrea disclipina simbolizada en las varas de vid que orgullosamente lucen los centuriones en sus cintos.

​Cuervos y Águilas               SNARA - Sigma Draconis                  Granada - Jumilla - 2013

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